Los mártires de la tierra del sol
no supieron quien ordenó
su expulsión del paraíso
Tampoco entendieron el canto de las sierras
talando como árboles caídos su esperanza
Tenazas de miedo apretaron su garganta
desorientados en medio del dolor
contemplan los ojos de la muerte
que les atrapa entre su túnica con olor a naftalina
El tiempo no les alcanzó para rasgar sus túnicas
ni bañar en ceniza su cabeza
No supieron de ofrendas y holocaustos
ni entendieron la voz de los profetas
La crueldad ahogó sus gritos en medio de la selva
Un manto verde que se matizó en sangre
mientras el sol caía,
huyendo a la barbarie,
Atados a centenarios árboles
los mártires tuvieron que recoger sus pasos
mientras sus rezos eran silenciados
en la avalancha de metralla
Entonces comprendieron el grito del Ungido en el madero
y vieron a las almas de sus muertos suplicando por piedad
Llega la noche fría
En sus pupilas yertas
se refleja el cielo que soñaron
y en sus manos atadas
se refugia el dolor de la ignorancia
2 comentarios:
Saludos poetisa:
Me parece algo por demás sobresaliente que tienendo un estilo tan elegante y una sensibilidad tan grave y reflexiva,
seas capaz de ocuparte a la vez, con la misma calidad, la misma dedicación, a exponer situaciones de denuncia tan severas y conmocionantes.
Además entonces de valorar tu talento literario,Maria Luz, permiteme ahora extenderte mi reconocmiento por tu compromiso y respeto por la vida y la dignidad del prójimo en apuros.
Gran logro en este sentido
"El canto de las Sierras"
Felicidades amiga colombiana.
Gracias Ademir, hay letras que son dolorosas y éstas son de ese tipo
Publicar un comentario