LA EXTRANJERA

Soy extranjera en tus laderas

Deslizo este destino por tu pecho,
clandestina,
refugiada en los pliegues de tus miedos

Una tarde decidí emprender camino hasta tu orilla,
ser la inmigrante
que invade los dominios,
protegida en la desazón de la tormenta

-adorar a los dioses en tu sombra,
erigir un altar en tus colinas-

Es que en mi periplo,
de repente,
descubrí cascadas de caricias
aleteando en las líneas de tus manos

Y sin aviso,
me convertí una tarde
en la caricia que entera se despliega

-he bautizado mis besos en tus aguas,
crucificado el dolor en tus colinas,
levantado mis tótems en tus lunas-

Todavía
abono persistencia
para acamparte otras veintisiete lunas,
para labrarte
en la humedad de mis semillas

Mientras tanto
sigo siendo forastera,,
mujer sin nombre colonizando la ajenidad de una quimera