Mi tristeza
la llevo a cuestas como caracola errante,
refugio siempre presente,
fiel compañera hasta en la mas dulce de las horas.
Es paciente como buena hembra;
a veces el alma se me expande en la risa,
y ese instante de felicidad
le provoca una sonrisa compasiva:
sabe que inevitablemente volveré a su regazo.
Es nube
flotando sobre el rompecabezas de mi vida,
dominando el todo desde lo mas alto,
manteniendo la hilada presta
para tejer la trama de mis pasos errantes.
En ocasiones jugamos al escondite:
yo la evado con actitud felina
cazando sonrisas
como mariposas en el viento de agosto
saltando entre florecitas amarillas.
Ella
en actitud sabia y experta
espera mi retorno sediento hasta sus brazos
Yo
me repliego hasta lo mas profundo de mis oquedades
y desde mis cavernas ancestrales
le reprendo por esa fidelidad absurda,
la destierro de mi casa,
amenazo con incendiar sus aposentos
con el sol de enero,
con lavar mis amargas culpas
en el lago de sus lágrimas...
Ella baja la cabeza:
con expresion irónica asevera
que es imposible atentar
contra la propia esencia.
4 comentarios:
tristeza que se ira, pues... si no no podríamos vivir, mañana tendrás un sentimiento mas dulce ya lo veras.
Un beso
Tristeza que cala en los huesos como sincel perfilando la roca...
La tristeza es como la propia sombra de uno que proyecta la luz, siempre nos acompaña fielmente hasta el momento de la muerte donde fenece junto a nosotros.
Un magnífico escrito
Un abrazo
María Elena Ponce
Un tremendo escrito introspectivo, con un remate genial.
Felicidades Maria Luz.
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