Lloran los niños en Siria
mientras nieva la muerte sobre París
Uno al lado del otro
los muertos se hacen compañía
en hondas fosas
cubiertas de ceniza, hielo y dolor
A que Dios habremos de pedir por estos
muertos
y que Dios escuchará el lamento de los
otros
si aquí y allá invocamos una deidad
que cabalga sobre el dragón de la muerte
No bastarán las flores y las velas
ni los versos de algún bohemio
Interminables,
se susurran las plegarias,
y en el suelo de Siria están marcadas
las huellas de sus pequeños pasos
No bastarán las luces de la torre Eiffel
ni la majestuosa serenidad de la Meca.
La ciudad de la libertad
fue mancillada
y en la eras de Siria se siembran
sonrisas heladas de pequeños penitentes
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