Bajo un espejo arrebatado
en azules y violetas
guarda silencio el dia
y la noche
toma posesión en los zaguanes y las almas
Allí van cayendo las quimeras,
se fragmentan suavemente entre la hierba
Avanza lentamente la fatiga,
arrastrando el pavimento en sus sandalias
El hastío impregna las espaldas sudorosas,
mientras una mujer de manos tibias
contempla la caída de las aguas
y, sobre su humedad,
una hoja que gira entre la espuma
Aqui dentro
me enfrento a mis silencios,
invadiendo de fe ciega los rincones
En suave reposo,
dejo a mi boca
la labor de concebir los paradigmas
Soy la muralla que da el rostro,
un canto persistente en la memoria
camino rebanado en hondas huellas
paisajes
superándose entre sombras
gota de viento
trezandose entre siembras y cosechas
No hay comentarios:
Publicar un comentario