Porque fui de ti
como la tierra santa
Besaste el polvo que mis tobillos desprendían
y te empapaste en el agrio sudor de mis jornadas
Fuente que afloraba en tus desiertos
embebiéndote en mis dolores y mis ruinas
Yo me sabía estoraque bajo un cielo que abrasa,
tu solo avistabas la placidez de mi sombra proyectada
sacro mi sexo
bendita mi saliva y todas mis humedades
venerable cada hebra de cabello
en la que aferraste tus cruzadas
consagrados los recodos de mi cuerpo
donde caías vencido a mi deseo
glorificado el lecho
en cada gemido y silencio recortado
Porque fui de ti
la diosa que dio vida
y el demonio que ató tu muerte
a los eslabones de mis viejas agonías
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